La toma de
Televisa Monterrey me llamaba la atención. Ya había sucedido la de Chapultepec
con un relativo exito si así se le puede llamar a enfrentarse a una institución
protegida por el estado cuando el estado debería estarnos protegiendo de ella.
Pasadas las
seis de la tarde aún no terminaba de trabajar para ganarme el derecho a
protestar sin que me griten “ponte a jalar” así que seguí la toma por stream ya
que la revolución no será televisada, me dijeron. Y ahí estaba la juventud
protestante de esta ciudad tan apática. Prometía lecturas, diversión, movimiento
pacífico y no bajar la guardia. Decidí solidarizarme a mi manera.
Cerca de las
diez de la noche me lancé en mi coche ya que tenía la intención de llevarles
agua embotellada, de otra manera hubiera ido de bicicletero. Llegué al super
siete (ya sabes, boicot al oxxo) de Cuahutémoc y Aramberri. A unas cuantas
cuadras de Televisa. Ahí el ambiente semisórdido de tugurios tempraneros, parroquianos
en busca de placeres y féminas en busca de parroquianos en busca de placeres
llenaban la céntrica esquina. Ahí no parece importar que el PRI esté a punto de
seguirnos fornicando con mayor descaro y derecho legitimado por las autoridades
electorales. No, aquí lo que importa es la satisfacción del Yo como en la
inmensa mayoría de esta urbe de mierda.
Manejando por
Ruperto Martínez antes de cruzar Pino Suarez veo torretas de patrullas supongo
que cercando a los del cerco, se largan antes de que yo llegue, la calle está
cerrada y veo carpas y muchachos jugando futbol. Decido rodear y llegar por
Espinoza. Igualmente la calle cerrada y frente a ella una granadera de Fuerza
Civil (nombre tan irónico) con armas largas esperando ¿qué? ¿Disturbios,
granadas, secuestros, toma de instalaciones? Paren de mamar. Me miran feo pero
cual es mi costumbre, me vale madre. Me malestaciono.
La música
electrónica inunda la calle, el baile de los muchachos lo hace parecer un rave,
bien por ellos. Pregunto por la encargada y se presenta una chica con actitud
hostil “Usted ha de ser de los vecinos, ¿verdad? Sí, ya sé” me saluda. No, no
sabes nada, pienso pero no lo digo. Pregunto de nuevo que si ella es la
encargada y me dice que sí. “Les traigo algo” digo y me doy media vuelta para
abrir la cajuela. Empiezo a bajar los garrafones de agua y se queda sin
palabras. Los demás no: “ese apoyo sí se ve, ese apoyo sí se ve”. La
actidud cambia por un desmedido agradecimiento. No es para tanto comparado con
lo que ellos hacen. Me quedo un rato.
Jugando con fuego.
La toma
incluye un espectáculo con dos chavos y dos chavas que hacen malabares con
antorchas: Saben su jale, es espectacular y a toda la concurrencia la tienen
absorta. Me dedico a mi deporte favorito: observar mientras malpienso.
En la puerta
de las instalaciones de Televisa están unos cuantos empleados viendo el show.
Ironías, quien debe producir el entretenimiento produce mierda, quien debería
estar informando está encerrado y mudo, quien debería promover la cultura te
entrega sólo basura. El evento que se produce a metros de sus instalaciones
jamás franqueará esa puerta ni viajará por sus antenas. Ironías. Aunque pienso
que esto es un buen signo, esta gente joven produce las noticias y publica las
noticias, no les hace falta esa mafia mentirosa. Escucho un leve resquebrajamiento
en los cimientos del cuarto poder frente al nacimiento del quinto poder.
Jódnase.
En la calle
contigua sigue la granadera y alguien se ha acordado de convidarle a los
encapuchados lonches y sodas. Se resisten pero finalmente los toman y cenan
viendo el espectáculo callejero. Más ironías, ellos que deberían proteger al
pueblo están al servicio de la televisora; La televisora que indbidamente está
recibiendo los servicios de seguridad privada de un ente público ni siquiere se
los agradece con un vaso de agua; Quienes más expuestos están a una represión por
parte de esas botas mal pagadas les lleva de cenar y les comparte cigarro. Puto
mundo al revés.
Si vas a un
evento de estos y no hablas con la gente es preferible que lo veas por la tele.
Lo sé, no lo verás en la tele así que deberías ir para que nadie te lo cuente.
Ni yo. Me topo a alguien que vi en la segunda marcha anticomolequierasllamar,
allá era el encargado de la retaguardia del contingente, aquí de la seguridad. Hablo
con él y me comenta: “detrás de esa puerta, señala el portón que está justo
detrás de la granadera, hay un chingo de policías. Desede ayer nos esperaban.
Pero eso sólo fue en DF. Aquí los tuvieron que guardar para que no se vea tan
aparatoso. ¿A qué le tienen miedo?” Pienso y digo, no, ellos no le tienen miedo
a nada, están esperando la más mínima falla, el más nimio pretexto para reprimir.
Sería una dolorsa lección para los rebeldes pero necesaria para salvaguardar la
pazyelestadodederechoblablabla dirán.
Mi celular
suena y alguien me pregunta que si estoy en un antro. En televisa, contesto.
¿Qué haces ahí? Voy a participar en pequeños gigantes, digo. ¿Qué haces ahí? Me
insiste. No sabe, le reclamo por qué no sabe qué hay en televisa... pero sé que
es porque, obvio, ve televisa. Si no viera esa televisora pedorra y se informara por internet
seguramente sabría qué hay afuera de televisa. Me temo que la inmensa mayoría
de la población está en las mismas ignorantes condiciones. Mierda.
Algo sucede en
el centro de la bola, un “sientensensientensen” empieza a aplacar el barullo,
la gente se sienta en el piso y deja ver, cual debe ser la finalidad de dicha
táctica, a los rijosos: una policía de la regia discute con los organizadores,
no se escucha nada a pesar de que todos guardan silencio y nadie hace escándalo.
Pasan los minutos y volteo a ver a la granadera. Ni por enterados se dan. ¿Ves
para qué están ahí? Finalmente se acerca la chavita organizadora y explica, con
un acento medio achilangado que persiguieron a un chavo este se paniqueó y
corrió hacia la bola. Por eso se lo querían llevar, por correr. Así jamás
ganaremos una medalla de oro en atletismo, te lo garantizo. Encarcelados por
correr, imbéciles. Finalmente los buenos oficios y la visible presión de grupo
frenaron las perpotentes pendejas intenciones de la policía. Se retiraron entre
aplausos y varios “policía hermano, tu lucha es de este lado”. Como si les
importara. Finalmente el tipo de seguirdad le canta una estrofita a la
organizadora “mucha policía, poca diversión” a lo que ella inmediatamente
responde coreando. Definitivamente, para conocer esa rolita necesitas estár
algo mayotcito o ser chilango. Bingo.
Tristemente,
si no lo ves en la tele no existe. Si no te acercas, no existe. Y ese
autoengaño abona la apatía genética del regio que buscará refugiarse con Hernández
Jr y su mierdafutbol. Con la comadrera María Julia la Fuente que de comunicadora
tiene lo que yo de físico nuclear. O en el bien vendido y comprado mito de que
el regio es bien jalador y si portesta no trabaja y es un webón. Uta.
Sin embargo esta juventud me da la esperanza
de que dentro de unos cuantos lustros tus hijos o tus nietos no razonen
preguntándote “Papi, mami, ¿Por qué si hubo un megafraude en México en el 2012 tú
y tu generación no hicieron nada?”
Foto tomada del FB de Yaverino http://www.facebook.com/photo.php?fbid=467195626631916&set=a.466908966660582.104848.295944587090355&type=1&theater
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